POR UN FUTURO MEJOR
Los robots japoneses permiten a las personas superar los desafíos de movilidad e higiene surgidos durante la pandemia del Covid-19.
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Mientras el Covid-19 sigue alterando la vida cotidiana, la revolución robótica en Japón ha propiciado un nuevo motivo de elogio al proporcionar formas inesperadas de enriquecer y proteger vidas cuando más se necesita.
La pandemia ha creado restricciones a nuestra movilidad. Sin embargo, son precisamente estas limitaciones las que las compañías de robótica japonesas se han empeñado en superar. Mientras la pandemia se recrudecía, los ingenieros descubrieron que los robots creados originalmente para mejorar la participación social de personas con discapacidades, también podían jugar un papel transformador en nuestra vida cotidiana.
Durante el Covid-19, estas máquinas han demostrado ser incluso capaces de salvar vidas. Por todo Tokio, los robots ya han comenzado a luchar intensamente contra el virus, actuando como escuadrones de desinfección, evitando poner en peligro a los trabajadores en tareas de higienización.
Una de estas compañías impulsoras de este rescate robótico es Ory Laboratory. Su robot humanoide OriHime-D actúa como un avatar para personas con discapacidad, permitiéndoles “pilotarlo” de forma remota con el movimiento de sus manos y ojos desde su ordenador. La utilización del humanoide OriHime-D proporciona una segunda vida a las personas con discapacidad, permitiéndoles actuar como “robots camareros” incluso si se encuentran aislados en casa o postrados en cama.
Los ingenieros de Ory descubrieron que su robot podía resultar igualmente útil para personas sin discapacidad.
“Cada vez estamos viendo más casos de la utilización del OriHime para atender de forma remota a clientes en tiendas o para visitar casas de amigos”
En las ceremonias de graduación también se han visto OriHime en acción; algunos estudiantes que no pudieron asistir en persona, eligieron participar por medio de un OriHime.
“El uso de robots como avatares está convirtiéndose en algo mucho más frecuentede lo que imaginamos”, agrega Yoshifuji. “Vemos nuestro robot OriHime mucho más que una herramienta de teletrabajo. Nuestro robot OriHime ha sido un vehículo para nuestra propia existencia.”
En retrospectiva, no nos sorprende demasiado ver lo popular que se ha convertido OriHime.
“En medio de esta lucha, vemos una mayor aplicación de la tecnología desarrollada originalmente para personas postradas en cama”, añade.
La superación de los retos a los que nos enfrentamos como sociedad ha sido el impulso motivador de varias compañías japonesas líderes, incluída Toyota, que se unió con la start-up de IA con sede en Tokio, Preferred Networks Inc, para crear su robot de asistencia a humanos, el Human Support Robot (HSR).
Toyota ve el programa de robótica HSR como una inversión con grandes beneficios para la sociedad, especialmente en Japón, donde finalmente se espera implantar su uso en hogares y hospitales con el fin de asistir a su población envejecida.
“Queremos ayudar a nuestros clientes para disfrutar de una mejor vida mediante una nueva forma de desplazamiento, con la que puedan transportarse a sí mismos total o parcialmente a zonas de trabajo remotas."
Si bien el proyecto de HSR se encuentra todavía en fase experimental, el robot ya ha superado algunas pruebas en el mundo real.
“Queremos que las interacciones con el HRS sean menos extrañas, por ello seguimos investigando para conseguir que los robots se muevan a la velocidad en que caminan los seres humanos para no sobresaltarlos, reducir los ruidos de los motores que pueden resultar desagradables, y evitar colisiones.”
El Covid-19 ha recordado al mundo la importancia de la limpieza y la higiene básica, mientras que los robots están demostrando que las máquinas controladas a distancia pueden desempeñar un papel fundamental en la prevención y el control de las enfermedades en las ciudades.
Para hacer frente al virus donde este más se expande, la compañía robótica ZMP ha lanzado un robot diseñado especialmente para desinfectar áreas urbanas de densidades demográficas altas y complejas. El robot, PATORO, ya se ha desplegado por todo Tokio.
Source: ZMP Inc.
“PATORO libera una bruma durante el proceso de desinfección. Cuando se usa agua con dióxido de cloro, el líquido mata los virus que se encuentran flotando en el aire y en otras superficies irregulares, como grietas o ranuras. Al producir una bruma, puede cubrir y desinfectar zonas más amplias. Resulta arriesgado para los seres humanos llevar a cabo la desinfección, por lo que existe una necesidad de soluciones robotizadas que mantengan a los humanos fuera de la ecuación”
Desde su lanzamiento, PATORO ha generado demanda de campañas de desinfección más permanentes y autónomas.
“ZMP está planeando lanzar un servicio en el mes de marzo para cubrir estas necesidades”, continúa Taniguchi. “Al igual que con los servicios de desinfección, estamos viendo que existe una demanda de soluciones de limpieza que no dependen de trabajadores humanos.”
Se prevé que tanto el robot de ZMP, PATORO, como sus otros dos robots, DeliRo y RakuRo, que realizan servicios de entrega y conducción autónoma, se conviertan en parte del paisaje habitual urbano en Japón. Se trata de un legado que tendrá repercusiones positivas en años venideros.
Así, la pandemia del Covid-19 ha puesto a prueba el afán por preservar la existencia de la sociedad a niveles históricos. Sin embargo, la revolución robótica japonesa ha sido capaz de responder a este reclamo y está en camino de proporcionar un efecto duradero tras años de paciente inversión y desarrollo.
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