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Las almendras son el arma secreta para la dieta saludable

Combatir el sedentarismo, los malos hábitos alimenticios, la obesidad y las enfermedades cardiovasculares puede empezar con algo tan sencillo como consumir un puñado de almendras al día. Más de 20 años de estudios respaldan los múltiples beneficios de este pequeño pero sorprendente alimento.

No es un secreto que los malos hábitos alimenticios son uno de los factores que más afectan la salud de las personas. El sedentarismo, el consumo excesivo de comidas altas en grasa y bajas en vitaminas y nutrientes, y la obesidad son una constante en los países de Centroamérica y Norteamérica. Esto es tan cierto como que dos de los países con mayor porcentaje de adultos en estado de obesidad son Estados Unidos y México (40% y 34,4% respectivamente, según los datos más recientes de la OCDE).

Uno de los grandes perjuicios de la obesidad es su relación –a veces causante, a veces correlacionada– con las enfermedades cardiovasculares. Y no sobra recordar que, tanto en Europa como en Norteamérica, las enfermedades cardiovasculares son las que más aportan a la reducción de años de vida (AVPP o años de vida potencialmente perdidos). En pocas palabras, los malos hábitos alimenticios pueden conducir a corazones poco saludables.

¿Cómo combatir los malos hábitos alimenticios?

Uno de los componentes más importantes de un estilo de vida sano y saludable es la dieta; idealmente, una que limite el consumo de alimentos con altos niveles de azúcar, grasa saturada y sodio, y que promueva las comidas con alta densidad de nutrientes.

Entre la selecta lista de alimentos que le brindan al cuerpo vitaminas, minerales y más componentes saludables, están las almendras. La lista de nutrientes y beneficios es extensa: las almendras son altas en proteínas, fibra, grasas monosaturadas, vitamina E, potasio, calcio, magnesio, vitamina B, fósforo y hierro.

Incluir un puñado de almendras –alrededor de 30 gramos– en la dieta diaria puede ayudar a preservar los músculos, a mejorar la salud digestiva, a regular la presión sanguínea y los niveles de azúcar, a producir energía y, sobre todo, a reducir el colesterol dañino –gracias a las grasas monosaturadas–.

Estudios confirman al efecto de las almendras en la reducción del colesterol

Hay aproximadamente dos décadas de estudios que evidencian la relación entre un consumo regular de almendras y la reducción del colesterol LDL (lipoproteína de baja densidad) y los triglicéridos. Recuerda que un nivel alto de colesterol LDL y triglicéridos conduce a la acumulación de placa y grasa en las arterias, la cual puede disminuir el flujo de sangre al corazón.

También se ha confirmado que las almendras ayudan a mantener los niveles de colesterol HDL (lipoproteína de alta densidad), conocido como “buen colesterol”, porque ayuda a deshacer otras formas de colesterol del torrente sanguíneo.

La evidencia constantemente muestra la efectividad de las almendras en una dieta saludable, con estudios que revelan que el cambio dietario puede prevenir las enfermedades cardiovasculares. Consumir un puñado de almendras dentro de un plan dietario bajo en grasas saturadas puede producir resultados considerables.

En 2016, un estudio de la revista científica Food and Nutrition Sciences sugirió que quienes incluyen almendras en su dieta también tienden a adoptar otros hábitos saludables como no fumar, tener más actividad física y, en general, tener menos grasa corporal.

Esencialmente, los pequeños hábitos conducen a otros más grandes e impactantes. Cambiar un bocadillo azucarado por una bolsa de almendras podría llevarte hacia una vida más larga y saludable.