Desde el exterior, parecía que Lucas Wolfe tenía una vida bastante buena. Creció en un hogar de clase media en los suburbios de Filadelfia. Ninguna tragedia real empañó su infancia. No sufrió de bullying que lo traumatizara.

Pero algo cambió. En su tercer año en una secundaria católica privada, empezó a sentirse inútil, vacío y muy triste. No se sentia normal.

Lucas Wolfe

"No sabía de dónde venían estos sentimientos", dice Wolfe. “Al principio pensé que era solo una fase y que pasaría”. Siempre me centré en algo fuera de mí, un objetivo que podría alcanzar y que haría que todo fuera mejor y que se arreglaría".

Pensó que tal vez solo estaba estresado por las preocupaciones sobre a qué universidad asistir y qué carrera estudiar. Sin embargo, incluso después de que fue aceptado en la Universidad Penn State y decidió especializarse en Ingeniería Química, las cosas no mejoraron.

“Mi vida era tan buena que no creía haber ganado el derecho de estar deprimido.”

Wolfe luchó con estos sentimientos negativos durante toda la universidad, sin siquiera cosiderar que podría estar clínicamente deprimido. "Mi vida era tan buena que no creía haber ganado el derecho de estar deprimido”, dice. "No podía admitir que lo que estaba sintiendo era real. Como no lo aceptaba, no sabía cómo pedir ayuda a nadie más".

Wolfe puso todas sus esperanzas en graduarse y obtener una pasantía codiciada. Seguramente pensó que éstos logros lo ayudarían a mejorar. "Si hacía esas dos cosas, pensé que sería exitoso y valioso", dice." Como mucha gente, yo estaba intentando encubrir y tapar mi depresión con logros".

Él sí logró conseguir la pasantía, pero nada cambió en términos de los sentimientos negativos que nublaron su mente. Wolfe se dio cuenta de que la preciada pasantía no lo arreglaría, ni tampoco lo haría el graduarse.

No podía dormir, no tenía apetito, perdió 30 libras en dos meses. Incluso en ese punto, nunca se le ocurrió que estaba deprimido. "Todavía no tenía idea de lo que estaba mal, pero me di cuenta de que necesitaba ayuda", dice.



El Aumento de la Depresión

La experiencia de Wolfe no es una anomalía. La tasa de depresión está aumentando en los Estados Unidos, especialmente entre los jóvenes. De 2005 a 2015, la incidencia de la depresión entre los estadounidenses de 12 a 17 años aumentó de 8.7% a 12.7%, según un estudio realizado por investigadores de la Escuela de Salud Pública Mailman de la Universidad de Columbia y CUNY Graduate School of Public Health and Health Policy.

Aún más alarmante es el hecho de que los datos de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) muestran que el suicidio fue la segunda causa de muerte en los Estados Unidos, entre jóvenes de 15 a 34 años de edad en 2016, con un 43% más de suicidios en este grupo de edad que hace una década atrás. (Cabe señalar, sin embargo, que no todos los suicidios se atribuyen a la depresión).

Al igual que otras afecciones de salud mental, la depresión puede tener causas complejas que varían dramáticamente de una persona a otra. No obstante, los expertos creen que algunos aspectos sociales más complicados podrían influir en el aumento de las tasas de depresión entre los jóvenes estadounidenses.

La Pantalla Siempre Encendida

Desde la televisión hasta las computadoras, los teléfonos y los relojes inteligentes, estamos rodeados de pantallas, todas ellas con actualizaciones intermitentes, que demandan nuestra atención, nos distraen y nos entretienen.

Pocos de nosotros somos inmunes a los encantos de estas pantallas, pero el problema puede ser más grave para las personas más jóvenes que han estado inmersas en éstas tecnologías prácticamente desde el momento en que estuvieron en la cuna. Según un reporte de CNN, una encuesta de 2016 realizada por Common Sense Media encontró que el 50% de los adolescentes se sienten adictos a sus dispositivos móviles, y el 72% de los adolescentes dijo que sentía la necesidad de responder "inmediatamente" a los mensajes de texto, mensajes en redes sociales u otras notificaciones.

Si los jóvenes están enfrascados en sus pantallas durante todo el día, existe la preocupación de que se estén perdiendo otros aspectos importantes de la vida.

La juventud de los Estados Unidos no Puede Desconectarse

Según el Pew Research Center, el 46% de propietarios de teléfonos inteligentes dicen que "no podrían vivir sin ellos". Y para los jóvenes, el teléfono inteligente se ha incorporado firmemente en su vida diaria.

Porcentaje de cada generación que dice no poder desconectarse
92 %
Millennials Edades 21-37
85 %
Gen Xers Edades 38-53
67 %
Baby Boomers Edades 54-72

“Las investigaciones muestran que los adolescentes pasan mucho menos tiempo haciendo actividades físicas,” dice Cosette Taillac, LCSW y Líder Estratégico para la Salud Mental y el Bienestar Nacional en Kaiser Permanente. “Tienden a quedarse en casa, en el hogar de sus padres. Por ejemplo, vemos que los adolescentes están esperando más tiempo que las generaciones anteriores para obtener sus licencias de conducir. Es posible que algunas de las disminuciones que estamos viendo en el embarazo adolescente y ciertos tipos de uso de drogas se deban a que los niños pasan más tiempo en casa, pero también que están mucho más aislados. No están aprendiendo habilidades de socialización ni construyendo una verdadera red social de personas que las conocen en la vida real”.

Demasiado tiempo de pantalla también puede significar que no hay suficiente tiempo para dormir. Un estudio reciente de la Universidad de Glasgow descubrió que el uso nocturno de las redes sociales se asociaba con una peor calidad del sueño, una menor autoestima y mayores niveles de ansiedad y depresión. Y de acuerdo con los CDC, solo alrededor del 25% de los estudiantes de secundaria reportaron haber dormido ocho, o más horas por noche.

El Factor de los Medios Sociales

Aunque muchos jóvenes dependen de las redes sociales para mantenerse conectados con sus amigos, su relación con dichas plataformas es complicada.

27 % 17 % 15 % 14 % 12 % 4 % 3 %
Los adolescentes encuestados dijeron que éstas eran las razones por las que las redes sociales tenían un efecto negativo en las personas de su grupo de edad.
  • Bullying/difusión de rumores – 27%
  • Perjudica relaciones/Falta de contacto en persona – 17%
  • Puntos de vista poco realistas sobre la vida de otra persona – 15%
  • Causa distracciones/adicción – 14%
  • Presión social – 12%
  • Causa problemas de salud mental – 4%
  • Drama, en general – 3%

El Megáfono Digital

Los medios sociales pueden aportar conexiones positivas. Brinda a los jóvenes la oportunidad de asociarse con otras personas que tienen intereses o pasiones compartidas. Puede crear un sentido de comunidad y brindar a las personas oportunidades para hablar sobre los desafíos que enfrentan, reduciendo así los estigmas y formando amistades.

El 60% de los estudiantes universitarios de EE. UU. Se consideran adictos a los teléfonos celulares.

Pero cuando las cosas empeoran, las redes sociales dan a los acosadores un escenario más grande en el que atormentan a sus objetivos. “Cuando hay una experiencia negativa en las redes sociales, puede escalar rápidamente y atraer a cientos o miles de participantes que dejan comentarios y se involucran”, advierte Taillac. “En esa situación, una persona joven puede terminar sintiéndose atacada por mucha gente”.

Una investigación reciente de la Universidad de Pittsburg, demostró que el uso de múltiples (más de siete) plataformas de redes sociales se asoció con un aumento de los niveles de ansiedad y depresión entre los jóvenes adultos de 17 a 32 años en los Estados Unidos.

“Las chicas adoptan imágenes que ven en los medios, que les dice que su valor está ligado a su apariencia, no a lo que dicen y hacen. Ahora las redes sociales amplifican esas imágenes. Y debido a que cualquiera puede manipular fotos en las redes sociales, algunas chicas comienzan a pensar que todos, excepto ellas, pueden lograr una cierta imagen.”

Espejos de Feria

Incluso los jóvenes que nunca han sido hostigados o acosados en línea; pueden sentirse deprimidos después de ver lo que perciben como imágenes corporales inalcanzables e irreales en las redes sociales.

“Sabemos que éste es uno de los grandes problemas, especialmente para las niñas”, dice Taillac. “Las chicas adoptan imágenes que ven en los medios, que les dice que su valor está ligado a su apariencia, no a lo que dicen y hacen. Ahora las redes sociales amplifican esas imágenes. Y debido a que cualquiera puede manipular fotos en las redes sociales, algunas chicas comienzan a pensar que todos, excepto ellas, pueden lograr una cierta imagen”.

Lucas Wolfe está de acuerdo en que las redes sociales podrían ser un factor detrás del aumento de la tasa de depresión juvenil. “Creo que se debe en parte a los medios sociales y al tiempo de pantalla y a todas las presiones asociadas con esas plataformas de medios que nos hacen sentir que necesitamos ser perfectos”, dice.

Señala que al momento de una mala decisión (un mensaje o una imagen que se comparte en las redes sociales de forma precipitada para luego lamentarla) puede cobrar vida propia. “El internet vive para siempre”, dice. “Creer que los errores que cometemos en línea son permanentes puede llevar a un sentido de la fatalidad”.

Detectando Señales y Síntomas

Las pruebas definitivas de depresión son difíciles de detectar porque los adolescentes pasan por cambios normales de humor y comportamiento. Aun así, hay algunas señales de advertencia. Sin juzgar, ¿has tenido algunos de los siguientes?

PENSAMIENTOS CUERPO EMOCIONES COMPORTAMIENTO


Señales de Advertencia

La depresión puede manifestarse de muchas maneras. Algunos jóvenes con depresión clínica presentan síntomas estereotípicos de tristeza, abstinencia, aislamiento y sueño excesivo.

En otros casos, particularmente entre niños y adolescentes, la depresión puede verse muy diferente. Las personas jóvenes que sufren depresión pueden enojarse más y ser más irritables. Es posible que muestren un comportamiento más impulsivo, asumiendo más riesgos y falta de juicio. Su comportamiento en la escuela puede cambiar y sus calificaciones pueden bajar. Aunque es completamente normal que los niños se “porten mal” de vez en cuando, los padres y amigos deben vigilar los cambios sostenidos en el comportamiento de alguien.

La ansiedad es otro factor que puede conducir a la depresión en los jóvenes. Taillac dice que “estamos viendo cada vez más ansiedad con los jóvenes. Esta es probablemente la generación más ansiosa que hemos tenido en mucho tiempo”.

Hay Esperanza

“El tratamiento para la depresión funciona bien”, dice el Dr. Don Mordecai, MD, Líder Nacional de Salud Mental y Bienestar en Kaiser Permanente. “Funciona bien incluso en personas que tienen experiencias infantiles difíciles y traumáticas. El pasado no dicta el futuro”.

Mordecai anima a cualquier persona que tenga serias preocupaciones sobre la salud mental de un amigo, niño u otro ser querido a que lo lleve a un profesional de salud mental para una evaluación completa. Las recomendaciones de tratamiento varían según la gravedad de los síntomas de una persona. Según Taillac, la Terapia Conductual Cognitiva (CBT, por sus siglas en inglés) puede ser muy eficaz para la depresión leve o moderada, mientras que una combinación de medicamentos más CBT puede ser más útil para las personas que están gravemente deprimidas.



Siempre hay Opciones

Cuando Wolfe tocó fondo, cuando no podía comer ni dormir y pensó en terminar con su vida, recordó algo que sus padres le habían enseñado.

Nunca te sientas impotente. Tú siempre tendrás una opción.

“Recordar esta sabiduría de mis padres, eso es lo que me permitió tomar la decisión de obtener ayuda”, dice Wolfe. “Yo animaría a padres a que les digan a sus hijos que siempre hay esperanza, que siempre tienen una opción. No importa lo lejos que se sientan, siempre hay un camino de vuelta”.

Para Wolfe, el camino de vuelta comenzó con acercarse a sus padres y decirles que necesitaba ayuda. Le encontraron un buen médico que explicó que alguien no tiene que estar traumatizado por sufrir depresión. "Mi médico me explicó la ciencia de la depresión, que es una enfermedad tratable causada por desequilibrios químicos", dice Wolfe. “Me ayudó a aceptar el hecho de que la depresión está separada de mí. No tiene que ser parte de quien soy. Una vez que me di cuenta de eso, pude comenzar a tomar medidas para mejorar".

"Nunca te sientas impotente. Tú siempre tendrás una opción.”

Con tratamiento, Wolfe ha visto grandes avances. Ya han pasado dos años desde que tuvo episodios de depresión. Todavía se registra regularmente con su médico y con un terapeuta, pero la depresión ya no es una característica definitoria en su vida diaria.

Hoy en día, Wolfe se asocia con una organización sin fines de lucro para dar charlas en escuelas en el sureste de Pensilvania sobre sus experiencias con el tratamiento y la superación de la depresión.

“Estoy haciendo estas charlas en parte porque me hubiese gustado haber escuchado estos mensajes cuando estaba en la escuela secundaria”, dice Wolfe. “Ojalá pudiera volver y hablar con mi yo de 16 años, para decirme a mí mismo que no solo estaba imaginando estos malos sentimientos, sino también que había ayuda y que estaba bien pedirla”.

Siempre hay Esperanza

En 2017, aproximadamente 1.8 millones de niños reportaron episodios depresivos severos. Pero solo el 21% recibió tratamiento consistente. Un buen primer paso es hablar con sus hijos (o sus padres), consejeros escolares y con un médico o pediatra.

La terapia de diálogo puede ayudar. Hay tres tipos.
Cognitiva-conductual
Se enfoca en cambiar pensamientos y comportamientos inútiles, así como en desarrollar estrategias de afrontamiento.
Terapia interpersonal
Altamente estructurada y limitada en tiempo, esta terapia se enfoca en resolver problemas interpersonales.
Resolución de problemas
Ayuda a hacer frente a una experiencia estresante o traumática en la vida.
Además, la investigación encontró que 12 sesiones de terapia cognitiva conductual grupal tuvieron un efecto positivo en la calidad de vida y en el funcionamiento social de las personas con depresión leve.

Obteniendo Ayuda

¿Qué debe hacer si usted o su hijo están deprimidos o tienen una crisis de salud mental?

Comuníquese con la Línea de texto de crisis enviando un mensaje de texto HOME al 741741 para obtener asistencia gratuita durante las 24 horas, los 7 días de la semana en cualquier lugar de los Estados Unidos. (En Canadá, envíe un mensaje de texto con el número 686868 para obtener ayuda).

Para los jóvenes LGBTQ en crisis, existe The Trevor Project, que opera una línea de vida confidencial 24/7 (1-866-488-7386), además de chats (todos los días, de 3pm a 10pm hora del Este) y servicios de texto (TREVOR a 1 -202-304-1200, de lunes a viernes, de 3 pm a 10pm, hora del Este).

Llame a la Línea Nacional de Prevención del Suicidio (1-800-273-8255), un recurso disponible las 24 horas, los 7 días de la semana, que brinda apoyo gratuito y confidencial a las personas en peligro y a sus seres queridos. También puede conectarse con el consejero de Lifeline en línea a través del chat. Los servicios de Lifeline también están disponibles en español (1-888-628-9454). Tele-Intérpretes está disponible para proporcionar asistencia en más de 150 idiomas.

Los padres preocupados por sus hijos pueden comunicarse con su pediatra para obtener orientación o llamar a su proveedor de seguros para ver qué recursos de salud mental tienen disponibles. Muchas compañías también tienen Programas de Asistencia para Empleados (EAP, por sus siglas en inglés) que ofrecen un cierto número de visitas gratuitas de salud mental para empleados y sus familiares.

Para obtener más información sobre cómo brindar apoyo, aliento y esperanza a un ser querido que vive con depresión, visite encuentraquedecir.org, un recurso en línea de Kaiser Permanente.